martes, 1 de marzo de 2011

El Discurso del Rey: simple, rápido, soberbio.

Perfecto, simplemente, perfecto. Una tarde en casa de mi amigo, una tarde diríamos triste, un día antes de empezar de nuevo el trabajo, una tarde que todos hemos conocido alguna vez. Dos opciones, casa o cine. Elegimos, (gracias a la fortuna) la segunda opción. Otro delirante problema tras éste, ¿qué película?, bien, bien, bien, la del Discurso del Rey ha obtenido un montón de premios por doquier. ¿Alguna otra opción?, ¿Ninguna?, vale, vámonos.

Una película, digamos, muy simple, con recursos de la vieja escuela, nada de atracciones innecesarias, ni chorradas de esas. Una película, que si bien al principio dices: "Me voy ahora mismo de aquí", acabas diciendo: "Que no se acabe ya, que no se acabe ya...". Una interpretación majestuosa, Colin Firth, Helena Bonham Carter y Geoffrey Rush, una banda sonora que raya el espectáculo auditivo, en fin... comencemos con ella.

La película posee una sinopsis histórica, por lo tanto es casi totalmente fiel a cada detalle que intenta representar. El príncipe "Bertie" de Inglaterra se ve llevado por el destino hasta el trono de una forma que llamaríamos casi de un abrir y cerrar de ojos: su padre, el rey, muere; su hermano David abdica como sucesor directo por culpa de un amor del que todos desconfían... y al final de éste trayecto se encuentra Bertie, hijo menor y tartamudo de un rey que no espera otra cosa que su heredero nunca llegue a conocer el trono y que éste deber lo tenga su otro hijo.



Bertie, se ve llevado al que será uno de sus mejores amigos en las dificultades, el señor Lionel Logue, el cual le ayudará a tratar la tartamudez que acosa al pobre rey cada vez que debe hablar en público en actos oficiales. Éste le ayudará, y no sólo eso, hará que el misterioso y recio carácter de Bertie abra sus puertas para encontrar descanso en las lecciones de moralidad de Lionel.

En su conjunto la película posee el carácter de la sobriedad y excelencia que actualmente tanto se echaba de menos en el mundo del cine. Colin Firth, que podríamos decir de él que ya no se haya dicho en tantas otras críticas... ha bordado el papel, de hecho se ha metido tanto en él, que el espectador podrá sentir como suyos los sentimientos que acosaban a aquel pobre rey de Inglaterra: la inquietud, el miedo al fracaso, la desesperación , la impaciencia, la impotencia... La banda sonora (grandísimo, Desplat en éste asunto) muy acertada y bien correspondida con los hechos que intentaba narrar musicalmente.

El último punto, y para mí el más importante de todos ellos: no es una película para ir a ver porque diga el espectador: "A ésta le han dado bastantes Oscar, debe ser la leche", porque entonces amigo no sabrá a lo que va al cine. Yo le recomiendo ir a verla y simplemente sentir la majestuosidad de la sobriedad y el espectáculo.



2 comentarios:

  1. Se ha dicho tantas cosas sobre la película, que lo que tu nos dejas aquí es como un soplo de aire fresco, divertido. Es un gran filme, los actores lo bordan -sobre todo Geofrey Rush. Le prefiero a Colin Firth, la verdad, es más actor. La historia es más que conocida, soy historiador y también colega crítico; pero me llamó la atención que obviaran algunos detalles más cinematográficos. Por ejemplo, las simpatías con los nazis. Un saludo.

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  2. Me alegro de que ésta crítica te haya servido como algo nuevo con respecto a lo que el mundo ha dicho de este gran filme. Tienes toda la razón en cuanto a eso, los nazis apenas se nombran, tan solo hacen alusión a los alemanes, pero bueno, para mí es una gran película, saludos y gracias por comentar.

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