Estructurada por capítulos, Submarine es una muy original
película inglesa de 2010, basada en el libro homónimo de Joe Dunthorne, que nos cuenta la historia de la adolescencia de
Oliver Tate, un muchacho cuanto menos peculiar (inadaptado, reservado, con
extrañas aficiones y un poco neurótico), y de su romance con Jordana, una
compañera de su clase.
La historia está contada desde el punto de vista del propio
Oliver, aportando siempre una visión de sus opiniones y preocupaciones, dándole
así un ligero toque cómico a la cinta, debido a la estrambótica manera de
pensar del adolecente, y a los actos que éste realiza sin considerar demasiado
las consecuencias, pensando que todo lo que hace, en el fondo ayudará a alguien
querido por él.
Uno de los principales aciertos del director (Richard Ayoade), es cómo la película narra los acontecimientos, en forma de una tragicomedia constante que nos hace meternos de lleno en las reflexiones del joven y en sus desesperados intentos por salvar la relación de sus padres al mismo tiempo que intenta hacer feliz a su primera novia, Jordana, una joven con mucho carácter que siempre consigue lo que quiere de Oliver.
En sí, la película podría considerarse como una más entre
aquellas que cuentan el camino hacia la madurez de las personas, sin embargo,
el carisma de los personajes presentes, que aportan mucha frescura al
argumento, la convierten en una historia
muy especial, y la diferencian de las demás.
En mi opinión, merece y mucho la pena gastar hora y media de
nuestras vidas acompañando al joven Oliver a través de sus vivencias, tiempo en
el que reiremos y sufriremos con él, compartiremos sus preocupaciones, y
disfrutaremos con las magníficas canciones de la banda sonora, compuestas por
Alex Turner.
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